domingo, 18 de diciembre de 2011

Sábado, 17 de diciembre, por Gonzalo.

Ruta: Almonte, Bollullos, La Palma, Berrocal, Valverde del Camino, La Palma, Bollullos, Almonte.

¡Hola amigos! Después de 15 días en los que no salimos, bien por enfermedad o mal tiempo, de nuevo aquí y con renovadas ganas de aventura.

Nuestro compañero Manuel Sánchez mejora pero no hasta el punto de poder acompañarnos, así que hoy salimos Suárez, Miguel Ángel, Martín y yo, Gonzalo.

A las nueve y media como siempre desde la gasolinera en una mañana fría pero soleada y con ausencia de viento.

Salimos en dirección al Punto limpio de Almonte que bordeamos por la izquierda para atravesar un trozo de pinar y enfilar la pista que nos lleva a la ermita de la Virgen de las Mercedes. Desde allí hasta Bollullos en cuyo cruce nos cruzamos con mi familia y la de Martín que van de compras. Atravesamos la población y carretera hasta La Palma. Allí,  a la estación de Renfe y derecho por carretera hasta Berrocal. Parada pequeña para ver cómo está el caudal del pantano y recomendación de Suárez al grupo:”Cuidado con las zonas de sombras y mojadas por peligro de caídas”.

Ya llegando a Berrocal numerosas ciclistas “abrigados hasta los dientes” de un club ciclista de La Palma que nos encontramos. Otros que cansados del esfuerzo reponen fuerzas en los bordes de la carretera. Antes de entrar nos cruzamos con varios coches de cazadores que llevan a sus perros en remolques atrás. Ya en la aldea tomamos café en el bar de siempre como era nuestro objetivo puesto que queríamos llegar pronto para poder disfrutar de las pistas de la sierra.



Cogemos carretera de Zalamea y, ya en el Tinto, visitamos la estación de ferrocarril minero que está en ruinas. 



 
A continuación,  tomamos la pista que nos va a llevar hasta El Manzanito-Valverde. En su inicio discurre en el borde de una ladera a gran altura que va dejando los meandros del río a la izquierda. El paisaje desde esta altura es espectacular. Han arrancado eucaliptos y molido las ramas pequeñas con lo que a veces se tamiza el recorrido con estos desechos. Los trozos de eucaliptos están apilados en el borde derecho del camino esperando su recogida. El camino lleno de curvas con buen firme. Pasada esta zona, dónde empiezan los pinares, hacemos una parada, fotos y charla. Decidimos entonces que visitaríamos El Pozuelo y después El Manzanito.





En el siguiente cruce señalizado nos dirigimos a El Pozuelo. El camino empieza a atravesar dehesas y jaras y vemos granjas de cerdos con vallado de piedras que señalan el camino. Empieza a hacer rachas de viento. Entramos por una antigua vía de tren y no encontramos “el tren turístico” que siempre estaba en un borde del camino enganchado a su tractor. Aquí en El Pozuelo nos tomamos una cerveza en su Casino, charlamos, nos hicimos fotos y decidimos que en vez de a El Manzanito cogeríamos el desvío hasta Valverde que no habíamos tomado nunca.


Salimos de la aldea por una Ruta dolménica que, entre dehesas con el cercado habitual aquí, nos acerca a una zona recreativa. Pasamos un pequeño puente sobre un arroyo y giro a la izquierda para buscar el camino que traíamos. Encontramos unas cabañas que están construyendo allí cerca parecidas a las de nuestros antepasados (trogloditas más bien) con la base de piedras y el techo de maderas y juncos. Después de seis kilómetros de subidas, bajadas y curvas encontramos el camino.

Tiramos a la derecha y en el siguiente cruce bien señalizado cogemos a Valverde que divisamos allá en la lejanía. Ya cerca del pueblo vemos el dique de “Los Silillos” que surte de agua potable al pueblo y nos hacemos unas fotos con una colonia de patos que deambulan en una laguna cercana. Cogemos la carretera que pasando junto al cementerio nos acerca hasta Valverde.






Aquí, y viendo la hora que era, (cerca de las tres del mediodía), decidimos tomar un refrigerio más contundente ya que habíamos avisado a casa de que llegaríamos tarde. Así que en una terracita al sol comimos.




Luego carretera Valverde-La Palma. Atravesamos el pueblo y carretera hasta Bollullos. Decidimos tomar un café en un bar de la travesía pero lo encontramos cerrado, por lo que nos vinimos a Casa Florencia en Almonte a tomar café con churros. Así que ratito de charla y como churros no había todavía,  café a secas.

Eran las cinco de la tarde, empezaba a hacer fresco y teníamos hechos 137 kilómetros así que “cada mochuelo a su olivo”.

¡El próximo día habrá más cosas que contar!

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