domingo, 25 de marzo de 2012

Sábado, 24 de marzo, por Gonzalo y Suárez

Ruta: Almonte, Almonte.

¡Hola amigos! Como resulta que el próximo día 31 hay una Ruta de bici de montaña en Almonte y que la mayor parte de su recorrido ya está señalizado, hemos querido anticiparnos nosotros y hacerlo en moto. 

Pero como dijo alguien muy importante: “No envié mis naves a luchar contra los elementos”, la lluvia nos ha adelantado el regreso apenas habíamos iniciado el recorrido.


Lo empezábamos en la gasolinera, como siempre, a las nueve y media. Hoy nos acompaña Fran Díaz Escolar, junto a Miguel Ángel, Martín (ya repuesto), Suárez, Manolo Sánchez y un servidor, Gonzalo.

Fran quiere hacer el recorrido porque luego el 31, en la carrera, irá de “primeros auxilios en moto”. Trae una Yamaha TTR de 600.


La mañana sin viento, todo nublado, pero con poca amenaza de lluvia. La AEMET predice un 15% de probabilidad de lluvia. Vamos a pedir la dimisión de su responsable.

Como resulta que pensamos tomarnos toda la mañana en el campo, (la ruta son 80 Kilómetros de recorrido),… ¿qué pensáis que hicimos primero?...

¡Premio para el acertante!... CAFÉ CON CHURROS.

Entre café y churros, charla con José Miguel Mesa que es el “jefe” de la tropa de Atrochamonte (club ciclista almonteño organizador de la carrera) y que indica a Suárez algunos detalles de la ruta.

Luego salida en formación desde Casa Florencia hasta el Camino de los Serranos. En cuanto pasamos el arroyo tomamos el primer desvío a la derecha y de aquí en adelante no os puedo decir por dónde cogimos porque empezamos a dar vueltas y revueltas por el campo siguiendo unas tiras de plástico de San Miguel que indican el camino. Pasamos por olivos, tierras aradas, senderos apenas perceptible entre pinares, rayas con bastante arena. ¿Por aquí se van a meter con bicis?.

Empiezan a caer las primeras gotas de lluvia. Pasamos junto al aeródromo de Almonte con inactividad a esta hora. Foto de recuerdo.


 
Hay casas de campo a lo largo del recorrido que en esta zona discurre por el Pinar Jurado. Están preparando la infraestructura de un festival que, todos los años por estas fechas, celebran en el pinar.

Más adelante la lluvia se vuelve un poco más persistente y paramos en medio del pinar a decidir qué hacemos. 





 
Resultado de la consulta después de minutos de descanso: “palante”. Así que unos kilómetros de recorrido de cabras y en la siguiente raya con arena, cronista al suelo. Fran que viene detrás todo el tiempo me ayuda a levantar la moto de momento. ¡Buen fichaje de asistente para la carrera! Por suerte iba muy despacio y tenía buenas botas, así que el susto sólo.

Enseguida la lluvia arrecia y Manolo decide volver. Estamos cerca de la carretera de Cabezudos y yo me vengo con él. El resto del grupo decide seguir y Suárez (que da gusto ver cómo escribe el “joío”), terminará el relato diciendo como termina la ruta. La verdad es que sólo hemos recorrido 20 kilómetros.

… Pues nada, amigo Gonzalo, poco más recorrido y mucha más lluvia. La verdad es que nos tendríamos que haber vuelto con vosotros. 

Tras dejaros cerca de la primera “rotondita” de la carretera de Cabezudos, volvimos sobre nuestros pasos para retomar la ruta. Desde la misma raya, y siguiendo las señales, nos desviamos por un camino que se dirigía, entre los pinos, al Arroyo de la Cañada.  

Al llegar al arroyo nos paramos para inspeccionar el paso. Como solemos hacer cunado enfrentamos algún tramo sospechoso, yo, que iba el primero, recorrí a pie el estrecho “rastro" que parecía conectar en seco, sobre hierba pisada, las dos orillas. Todo bien hasta el final donde un pequeño desnivel, con algo de pendiente y fango, parecía complicar la salida del cauce. 
Antes de que pudiera avisar a los demás, Miguel Angel, a lomos de su montura, ya se dirigía a mí. Estupendo, así el piloto más avezado y arriesgado podría calibrar la dificultad del paso. 

Y así fue, sin pensárselo mucho, metió la moto en la zanja. La posicionó con cuidado en el bajo y en la pendiente de salida empezó a resbalarse y sólo con ayuda, sosteniéndola y empujándola, consiguió subir.  A partir de ahí,  lo típico…que si sí, que si no…que yo no me atrevo…que sí pasamos ¡hombre!…bueno, pero tu pasas todas las motos…

En ese momento empezó a llover más fuerte y Martín, que aún permanecía en el pinar, empezó a recomendarnos con la mano que nos volviéramos y, como no lo veíamos claro, eso fue lo que decidimos. Le dimos la vuelta a la moto de Miguel Angel y nos refugiamos en el pinar a la espera de que escampara un poco. 


Y no escampó, todo lo contrario, como decía Martín: “parece que está engordando”. Allí nos mantuvimos, hablando de todo un poco, cobijados en los paraguas de emergencias que siempre llevamos por precaución y que nunca antes habíamos utilizado.




Después de cerca de una hora de espera, y como el tiempo parecía no querer concedernos una tregua, decidimos volver por la Carretera de Cabezudos aprovechando un atajo que conocía Miguel Angel.

Llegamos a Almonte a eso de las dos y cuarto, un “poco” mojados y sin haber completado ni tan siquiera un cuarto del recorrido previsto. Pero bueno, como siempre, disfrutando de la moto, del campo y, sobre todo, de la compañía.

Hasta la próxima.

martes, 20 de marzo de 2012

Sábado, 17 de marzo, por Gonzalo


Ruta: Almonte, Pilas, Huévar, Carrión, Castilleja del Campo, Escacena, Manzanilla, Los Huertecillos, Almonte.

¡Hola amigos! Hoy tenemos una buena noticia. Nuestro compañero Manolo Sánchez abandona su encierro forzoso y, después de tres meses, se une de nuevo al grupo. 

 
Así que hoy salimos Suárez, Manolo, Miguel Ángel, Rafael Rubens y yo, Gonzalo. Nuestro compañero Martín sigue convaleciente con catarro.

Hemos salido con la pretensión de hacer poco más o menos el recorrido del domingo 29 de enero y que denominamos “Ruta de los depósitos del agua” (consultar crónicas anteriores) pero en sentido inverso.

Salimos a las nueve y media con nubes bajas, bastante humedad que empaña un poco las viseras, sin viento y en dirección al Camino del Algarrobo. Buena pista que al final nos introduce en el pinar junto a la Casa Forestal de “La Espardilla” de la guardería de Hinojos. 

En el cruce con la carretera giramos a la izquierda en dirección al Arrayán. Antes de llegar a esta Zona Recreativa, y en una pronunciada curva, tomamos un carril a la derecha que nos mete en el pinar de los montes de Hinojos. Una gozada de paisaje. Los surcos del carril apenas perceptible por la hojarasca de los pinos. Humedad en el ambiente (ha llovido ayer). Los aromos florecidos con un amarillo intenso entre el verde de la hierba que apunta. Palmitos entre  pinos centenarios nos recuerdan que está cercana la Semana Santa (se me vienen a la memoria recuerdos de mi niñez con los puestos de los palmitos entre olores de azahar e incienso en estas cercanas fechas).

 
Para más disfrute nos perdemos, porque erramos de carril y vueltas y revueltas por el pinar hasta que topamos con la valla del Parque Nacional. La seguimos hacia la izquierda. Hay maquinaria en esta zona limpiando de restos de eucaliptos. Pronto llegamos a la raya que buscábamos y que discurre por entre dos hileras de eucaliptos y “una jartá de arena”. Algunos como  Miguel Ángel o Rafael no parecen tener mucho problema pero a mi me entran una ganas de volver para atrás que “naiya es”. Un buen rato de navegar con los pies haciendo de palas y por fin la pista que discurre paralela a la carretera Hinojos-Villamanrique en el punto en el que queríamos llegar. La atravesamos y pasamos por “un ojo” de la carretera y una pista que al principio está regular pero pronto mejora. Nos paramos en un pequeño puente que anuncia la valla de  Parque Nacional y enseguida mejora el firme.


 
Le han quitado los numerosos baches y en el final le echaron albero y lo compactaron. Llegamos a la circunvalación de Pilas, nos metemos para adentro y en su travesía nos paramos … ¡a desayunar con churros!




 Rato de animada charla en la que Rafael nos habla de su afición a volar, nos cuenta cómo se construyó él sólo su propio avión, en forma de mecano,  nos enseña fotos en vuelo y nos invita a probarlo.

Salimos de Pilas por una pista que sale cerca del desguace de El Pingüino y las tapias de un cementerio hacia Huévar. Caminamos entre olivos. La pista con mucho chino suelto necesita compactarlo o que llueva un poco. Dejamos un cruce a la derecha y llegamos al pueblo por el depósito del agua. 




Atravesamos las vías por una curva pronunciada y en el primer cruce a la izquierda tomamos un carril que nos lleva paralelo a las vías del tren en dirección a Carrión. La pista está recién arreglada y nos acerca hasta las tapias del cementerio. Lo dejamos a nuestra izquierda y subida hasta el depósito del agua. 



Luego tomamos un carril a nuestra izquierda que está peor. Estrecho y con algo de arena y … ¡la finca de “Los Vazquéz” con sus “graciosos” perros! Menos mal que (será por descuido tiene la cancela cerrada)  nos reciben desde dentro de la finca. De momento estamos en el depósito del agua de Castilleja y bajamos hasta la nacional Huelva-Sevilla.

Giro a la izquierda y esta vez no puedo pasar sin saludar a mi prima Antonia Millán que vive al borde de la pista que tenemos que tomar   para ir hasta el templete de la Virgen de Luna. Así que …sorpresa para ella que no me espera. Besos e invitación a que pasemos a tomar café. Lo agradecemos pero ya lo tomamos. Recuerdos para Jacinto y toda la familia y foto de recuerdo.





Salimos por la pista contigua a su casa en dirección a la ermita. Están arreglando la pista en varios tramos. Enseguida llegamos y visita a la Virgen. Leemos la leyenda y Miguel Ángel y Suárez que intercambian de montura hasta la próxima parada. 


 
Llegamos a Escacena y la atravesamos hasta llegar al cruce de la nacional Huelva-Sevilla junto a la gasolinera. Atravesamos y salimos por carretera en dirección a la ermita de la Virgen del Valle patrona de Manzanilla. Un azulejo en su portada nos informa de su antigüedad y de las Fiestas que allí se celebran.

 
Nueva parada y carrusel de pruebas de motos entre todos. Yo con la tuya, tú con la de aquel y el otro con la que pilla. La mía como es la mejor no la quiere probar nadie. Ellos que se lo pierden.

Después como en Bollullos: cada uno con lo suyo y “palante”. Llegada a Manzanilla y como es tan grande la urbe, nos perdemos. Después de dar dos vueltas por delante de su Iglesia, un pintor de brocha gorda nos indica el camino. Así que vimos su Casa Ayuntamiento, su plaza y después de la visita turística salimos como siempre junto al campo de fútbol.

Pista con bastantes hoyos que nos acerca a un eucaliptal que habemos de cruzar por el centro pero he aquí que nos tropezamos con una Ruta de Bici de montaña. Estorbamos y nos desvían por el borde de los eucaliptos junto a un arroyo. Bordeamos hacia arriba entre eucaliptos por la derecha y olivos por la izquierda hasta que llegamos a la vía de servicio de la autopista.

Este camino es más entretenido que el que pensábamos coger, así que otro día que vengamos ya sabemos por dónde tenemos que tirar. Hay Colaboradores de la prueba de bicis en cada cruce. Llegamos a la carretera ecológica Hinojos-La Palma. Giro a la izquierda y en el pinar giro a la derecha. Nos volvemos por las Casas Forestales de El Membrillo y Cumbrehermosa, el Camino de los Huertecillos y al bar de la piscina a tomar una cervecita y un rato de charla.


 
El día mejoró. Hay sol con alguna nube alta. Son las dos y cuarto y 86 kilómetros de un recorrido muy variado.

¡Recuerdos para Martín que se lo perdió!

domingo, 11 de marzo de 2012

Sábado, 10 de marzo, por Gonzalo


Ruta: Almonte, Bollullos, Niebla, Beas, Navahermosa, Los Pinos de Valverde, Venta de las Tablas, La Palma, Bollullos y Almonte.

Tenemos el “banquillo” con unos cuantos de “lesionados”, por eso salimos hoy Suárez y yo, Gonzalo. Suárez “juega infiltrado”, tiene un catarrazo y viene con un paracetamol encima. Miguel Ángel se unirá a nosotros en Niebla según nos dijo.

El día  está soleado, sin viento ni nubes aunque algo  de fresco a esta hora. Hemos iniciado el recorrido igual que la semana pasada hasta cruzar la autopista y giramos en el primer cruce a la izquierda y nos metemos camino de Niebla por una pista que cada día está peor: roderas, cárcavas, arena, cañas que invaden el camino. Sólo los dos últimos kilómetros están bien ya llegando a la gasolinera junto al puente romano.

Paramos en Casa Ramos para tomar un café con churros (como no haya churros…) y Miguel Ángel que nos llama diciendo que le esperemos que viene por carretera.



 
Nos reunimos, charlamos y decidimos ir hasta Beas por carretera. Así que cruces de La Peñuela, Candón y llegada a Beas. Salimos en dirección hacia Valverde y dejamos  la Casa Cuartel de la Guardia Civil en Beas y por su lateral nos metemos “en harina”. De aquí en adelante navegación pura.



 
Vamos por un camino, que no pista, primero entre olivos, luego algo de pinos y después de pastos y algunos alcornoques. La pista parece que hace tiempo que no es transitada. Pasamos junto a una finca grande de naranjos jóvenes que tienen un color de hoja amarillenta como faltos de agua o enfermos. Llegamos a la urbanización de El Álamo que atravesamos y enseguida encontramos una carretera transversal en cuyo cruce leemos: Navahermosa de Beas.

 
Hemos recorrido desde Beas ocho kilómetros y no hemos tenido ninguna dificultad de navegación y mira tú que para salir de esta aldea nos perdemos. Vueltas y revueltas intentando encontrar el camino de Los Pinos. Charlamos con un vecino que nos indica que pasando la ermita de estilo modernista de la aldea seguimos recto y llegaremos, pasando por San Pancracio, hasta El Cuco (Los Pinos de Valverde).


  

No sé si porque el Santo no estaba en la puerta o porque nosotros no nos dimos cuenta, lo cierto es que pasamos y no lo vimos. La pista por aquí presenta alguna dificultad por la arena suelta.

Por último encontramos la carretera de la semana pasada que nos adentra en El Cuco y tomamos el camino inverso, o sea hacia La Venta de las Tablas. 




La pista muy bien de firme con curvas pronunciadas en las laderas de las montañas que nos recuerdan un  poco al camino de El Berrocal-Valverde. Después de pasar un par de arroyos que deberían ir en dirección al pantano de Beas llegamos al final del camino y encontramos junto a otra ermita el bar de la hermandad y en su terraza nos tomamos una cervecita y charlamos un rato. Estamos en la Venta de las Tablas.



Como se hace tarde decidimos no volver por El Manzanito-El Guijo hacia La Palma como teníamos previsto y regresar por carretera hasta casa. Así que “arreón” a las monturas y sin parar en La Palma, ni en Bollulos, volvemos por la vía de servicio de la autopista hasta casa. Son las dos y media del mediodía. Hace un día espléndido y tenemos encima cien kilómetros y algo de polvo.

¡Recuerdos para los que no vinieron y hasta la próxima!