lunes, 24 de octubre de 2011

Sábado, 22 de Octubre, por Suárez

Ruta: Almonte, Bollullos, Niebla, La Peñuela, Candón, La Peñuela, Valverde del Camino, Zalamea, El Membrillo, Marigenta, El Berrocal, La Palma del Condado, Bollullos, Almonte.

Hoy hemos salido Miguel Angel, Manolo, Martín y yo, Suárez. Gonzalo, aunque se encontraba bien, decidió no salir por prudencia, y de Dani no sabemos nada. La previsión del tiempo daba algo de lluvía pero la mañana amaneció despejada y sin nubarrones amenazantes en el horizonte.

En la gasolinera decidimos ir a La Peñuela y a Candón, la opción que quedó fuera la semana pasada. Con el trabajo que nos cuesta elegir ruta no podemos despediciar nada.

Cogimos por la Planta de Reciclaje de Almonte en dirección a la Ermita del Valle (así se llama ¿no?); y luego, desde Bollullos, tiramos hacia Niebla, un camino que, en su tramo final, sigue muy irregular, invadido por cañas que hay que ir sorteando y con pequeños bancos de arena que lo hace muy entretenido.

Cuando llegamos a Niebla tomamos el camino a La Peñuela y, desde su pequeño pantano, nos dirigimos por un sendero estrecho y pedregoso hasta el pantano de Candón. Los todo-terrenos con los carros aparcados al borde del camino anunciaban lo que unos tiros lejanos nos confirmó: estaban cazando en la zona. Cualquier día sentimos el chasquido metálico de un balín sobre la moto o un pequeño impacto sobre nuestro protegido cuerpo, para algo tiene que servir el “tres cuartos” de cordura y el casco.



 
En Candón nos paramos a tomar café en el único bar de la aldea. Los demás no tanto, pero Manolo, que normalmente se sitúa al final de la pequeña caravana que ya empezamos a formar, venía blanco de polvo. Tomamos el café de pie en la terraza, nos fumamos unos cuantos cigarros y llamamos al amigo Gonzalo para establecer referencias.

Al terminar, Manolo propuso que tiráramos para Valverde, a un polígono industrial que hay en la entrada para comprarse unos zapatos. La verdad es que a mí me pareció que era de broma. Pero de broma nada. Volvimos a La Peñuela por carretera buscando el enlace con la carretera de Niebla-Valverde, y para Valverde.

En Valverde, nos dirigimos al Polígono en cuestión y nos encontramos que la fábrica o tienda de calzado que buscábamos estaba cerrada. Y ahora ¿qué?. Se nos ocurrió dos opciones: volvíamos por camino en dirección al Manzanito (El Manzanito, sí, Manolo, mamurdón, que eres un mamurdón)  por una ruta nueva que no conocíamos, o nos íbamos a Zalamea para luego dirigirnos a El Berrocal. Al final nos decidimos por Zalamea.

 
En Zalamea, quizá el punto más lejano al que hemos llegado nunca, nos tomamos un refrigerio, con un platito al centro de “papas alioli”, en una de las ventas que nos encontramos al final de la travesía.  Cuando terminamos,  regresamos hasta el cruce de El Berrocal, no sin antes parar en una gasolinera para repostar. Sabíamos que hoy marcaríamos un nuevo record de kilometraje.


Pasamos por El Membrillo, Marigenta y llegamos al cruce de El Berrocal. Desde El Berrocal como siempre, de un tirón, hasta Valverde. La hacemos muy tranquilos, llevamos muchos kilómetros en lo alto y sabemos que es una carretera muy exigente.

Desde la Palma hasta Bollullos y desde Bollullos hasta Almonte por la autovía. Era tarde, nos dolía el culo, al menos a mí ¡no es nadie la chinita!, y queríamos llegar lo antes posible; así que optamos por la vía más rápida.

Llegamos a las 14’30 horas con 168 kilómetros en lo alto.

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