jueves, 19 de enero de 2012

Sábado, 14 de enero de 2012, por Gonzalo.

Ruta: Almonte, Los Huertecillos, Villamanrique, Aeródromo de La Juliana, Almonte.

¡Hola amigos! Hoy somos más en el equipo. Nuestro compañero Martín se reincopora, así que con Suárez y conmigo, Gonzalo, iniciamos la aventura en un día frío, con algo de nubes altas pero sin amenaza de lluvias.

Queremos ir hasta los pinares de Aznalcázar y salimos por el camino de Los Huertecillos. Una nube grisácea nos acompaña evitando el reflejo del sol que a esta hora nos deslumbra. Pasamos por delante de las casas de Cumbre Hermosa y el Membrillo para llegar a la carretera Almonte-Hinojos en el cruce con El Arrayán. Giro a la izquierda y bordeando Hinojos nos metemos en la carretera hacia Villamanrique que enseguida abandonamos  a la izquierda para tomar una pista que nos acerca a la Residencia El Pinar de la Fuente.

Pasamos por delante y cruzamos hacia el otro lado de la carretera por debajo de ella. Nos cruzamos con algunos  moteros de enduro y como a dos kilómetros volvemos a cruzar hacia el otro lado también por debajo de un puente y enfilamos recto subiendo una pequeña loma por una buena pista que nos va a llevar a cruzar la carretera Pilas –Villamanrique junto al Carril de los isleños. Seguimos por aquí y en el primer cruce giramos a la derecha para acercarnos hasta el centro de Villamanrique y ,en su plaza del Ayuntamiento, y frente a su iglesia, desayunamos y charlamos un rato.

Salimos en dirección al Vado del Quema y pasamos por delante del centro de celebraciones Aldea Purpúrea. Recorremos terrenos con algo de arena entre una hermosa dehesa y después de recorrer un kilómetro llegamos al Vado. Tiene bastante agua en esta fecha. No nos paramos y seguimos. Cogemos el primer desvío a la derecha y como a 500 metros nos paramos en una vaguada y explicamos a Martín como, en un invierno muy lluvioso, mi amigo Suárez y yo quedamos atrapados por el fango en este punto y como nos tuvo que sacar un tractor que pasaba por allí. Nos pusimos de fango hasta las orejas.


 
Seguimos la pista y nos adentramos en los pinares de Aználcazar. Vamos dejando una valla de espino a la derecha y el pinar a la izquierda. Nos encontramos con los primeros ciclistas que disfrutan de su afición. Muchas familias en torno a las zonas de barbacoas que hay distribuidas por aquí. El sitio es precioso para pasar un hermoso día de campo.

Nos paramos a charlar un rato y después seguimos en dirección a la carretera Aznalcazar-La Puebla que atravesamos y seguimos por el pinar hasta encontrarnos con tres ciclistas que, en “la cuesta del coño”, desafían a la gravedad intentando subir por su empinada pared llena de enormes cárcavas. Nueva parada, charla con ellos y búsqueda de ruta alternativa porque por aquí es imposible pasar para nosotros, no así para los ciclistas que, concentrados, van dejándose caer uno tras otro por la cuesta abajo. Pone los pelos de punta verlos hacer eso.




 
Encontramos un sitio mejor para pasar y, después de alguna otra dificultad, nos metemos en terreno arenoso junto a unos llanos con eucaliptos. Adelantamos a un buen grupo de ciclistas por estas arenas y decidimos en la parada siguiente que iríamos a ver los aviones.

Entramos en un carril que apenas cabe un vehículo entre frondosos arbustos que apenas dejan pasar  la luz del sol  y nos encontramos de frente con un carro rociero lleno de gente. Apenas cabemos en el cruce.

Por fin salimos a una zona de olivos y enseguida llegamos al aeródromo. Hay gran cantidad de coches por lo que pensamos que será día de saltos de paracaidistas. Nos sentamos a tomar una cerveza y al rato vemos despegar la avioneta que los transporta y a la que ya conocemos de haberla visto otras veces. Nos vamos a la parte trasera del bar y vamos viendo como uno a uno van tomando tierra los paracaidistas en un campo muy cercano. Unos con “prudencia”, otros (nos imaginamos que sean los instructores) haciendo “filigranas” en el aire y todos con un enorme ruido de viento. Unos bajan acompañados de sus instructores por lo que van dos juntos en el mismo paracaídas.



  
 
 
Después de disfrutar un rato viendo estos saltos y como se hace tarde decidimos volver por carretera. Así que volvemos al cruce de “La Juliana” y giro a la izquierda para pasar por Aznalcázar, Pilas e Hinojos y llegar hasta Almonte sobre las dos y media del mediodía y después de recorrer 98 kilómetros.

Saludos para todos y en especial para Manolo Sánchez, Miguel Ángel y Dani que seguro nos tendrán sana envidia.

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